martes, 21 de octubre de 2014

VIVIR POR EL CAMBIO SOCIAL - TERCERA EDICIÓN

Vivir para el cambio social: la nueva licenciatura en trabajo social
Por Astor Massetti

Cuando las compañeras y compañeros de la Voz del Estudiante, me propusieron contar el tema de la apertura de la nueva carrera de trabajo social, me llenó de alegría la oportunidad que me daba de festejar en público que nuestra universidad crece: nuevas carreras para el 2015. Y que carreras: (por ejemplo) ¡Medicina, Ciencias Agrarias y Trabajo Social! La universidad crece comprometida con la salud, la producción y la calidad de vida de la población de Varela y alrededores.  Crece en la dirección correcta; orientando su éxito no a vacíos conceptos de “calidad”, sino entendiendo la excelencia académica como el triunfo de un modelo de profesional comprometido con las necesidades del pueblo. Un profesional preocupado por “las necesidades de la comunidad, [con] el afán de resolverlas, y que, por consecuencia, no vea en la técnica el fin, sino el medio para la realización nacional” escribió Jauretche; autor al que nuestra universidad hace homenaje.
Los homenajes, como los bustos de mármol olvidados en rincones o las estatuas de bronce confinadas en una plaza cercada, pueden perecer envueltos en una especie de nostalgia improcedente; pero este no es el caso: elegir relacionar la historia de la universidad con Arturo Jauretche no es meramente estético. Se trata de recuperar lo mejor de la tradición intelectual argentina; esa que comprendió ya a finales de los años ‘40  que la universidad pública, gratuita e irrestricta es el mejor aporte posible que la enseñanza superior puede realizar al bienestar popular. Nuestra tarea es actualizar, hacer concretas y dar proyección de futuro a esas ideas para que la universidad cumpla el papel que se precisa. Estamos abocados a un esfuerzo que no es obvio, sino que es una disputa constante, histórica, en la que hemos perdido muchos “round”: las distintas purgas y persecuciones de docentes e ideas en el ‘55, en el ’66, y en el 76; la claudicación del rol social de la universidad frente a la “eficiencia económica” durante los noventa; la actual complejidad intrínseca en la expansión de las trayectorias de docentes e investigadores, que paradójicamente entraña el riesgo de olvidar que es esta universidad un fruto del esfuerzo del pueblo y no patrimonio de las instituciones y lógicas que acreditan académicamente nuestra “jerarquía”. Frente a estos desafíos la alegría de ver en carne y hueso, en las sonrisas y también en cada ladrillo como día a día la Universidad Nacional Arturo Jauretche incluye, propone y provoca.  Partiendo del convencimiento en que el derecho a la educación superior implica la oportunidad de comprometernos con nuestro futuro como docentes y nuestro presente como estudiantes; eligiendo ser parte de nuestra propia educación y honrando así el sacrificio de nuestra gente que posibilita que hoy estemos aquí.
¿En el caso específico de la Licenciatura en Trabajo Social como será ese compromiso? Comencemos por remarcar la vida no empieza en la universidad. Estamos en el mundo e interactuamos con otros, a veces de la mejor manera y a veces mal, claro. Pero también es cierto que todos damos una mano de vez en cuando. Algunos más, otros menos; pero ayudar a un ser querido, a un vecino o a alguien que no conocemos forma parte de lo que somos, ¿no? Simplemente hacemos lo que hay que hacer en la medida de nuestras posibilidades; porque queremos mejorar las cosas y entendemos que la única forma de cambiar para mejor es involucrarnos, poner el hombro, estar al lado de quien nos necesita. Frente al discurso que trata de imponer al egoísmo como característica central del ser humano y al individualismo como ideología, nuestra vida cotidiana nos da claras muestras que somos mucho más que eso; que tenemos conciencia de nuestras pertenencias y que nos preocupamos por los demás.  A veces, nos preguntamos cual es la mejor manera de ayudar al otro: ¿¡quién no se ha metido en discusiones sobre si está bien o no “dar” o hay que buscar soluciones más de fondo!? ¡Puff!, estas son discusiones más viejas que el mundo; y tienen por supuesto muchas respuestas. Lo cierto es que no dejamos de preguntarnos: por qué si ayudamos una y otra vez de la misma manera, no dejan de aparecer  necesidades; ¡¿Qué tenemos que hacer para cambiar las cosas en serio?!
Son estas cosas tan simples y tan sentidas por todos las que explican el interés por la carrera de trabajo social: vocación solidaria, voluntad de trabajo, esfuerzo por reflexionar sobre la mejor manera de hacer las cosas. Poner el corazón, las manos, la cabeza ahí donde haga falta para cambiar las cosas. Fundamentalmente, la convicción de que involucrarse es el camino y la profesionalización de la solidaridad una forma de transitarlo.

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